Prìmera crònica : La comunidad wichí sigue resistiendo en
el oeste de Formosa
Abril se inició con nuestra recorrida por
algunas comunidades wichí del oeste de Formosa, en la zona de Ingeniero Juárez.
Entre el barrio Belgrano y el Obrero viven
aproximadamente 5000 personas pertenecientes al pueblo wichí. Entre casas de
material, pequeñas para albergar a tantas familias y viviendas hechas con
troncos, chapas y plásticos, nos recibieron
mujeres, niñ@s y algunos hombres; la mayoría de estos últimos pasan la
mayor parte del año en las cosechas del noroeste, trabajando en condiciones
infrahumanas para llevar miserables ganancias a sus hogares.
Atravesando la comunidad y en pleno
polvaredal, esperando que aunque sea las lluvias lleven un poco de alivio,
vamos conociendo a un pueblo que tiene jóvenes, adultos y ancian@s enfermos;
chagásicos, diabéticos, heridos por mordeduras o picaduras y sin asistencia
médica. Un lugar donde los niños y las niñas no quieren asistir a la escuela
porque los discriminan o simplemente no pueden hacerlo por las pocas energías
que a veces les da un único plato de comida al día.
La falta de agua potable y el
desplazamiento cada vez mayor que los confina a tierras menos productivas
completan el panorama de este pueblo que sufre pero sigue resistiendo el genocidio
sistemático del gobierno provincial y la indiferencia de las autoridades
nacionales.
La lucha es dura, si se resiste, si se
protesta, hay que sufrir las consecuencias. A expensas de no tener asistencia,
de sufrir amenazas que se cumplen día a día, este pueblo está en pie, buscando
soluciones autónomas como el trabajo de la huerta comunitaria o la elaboración
de ladrillos de forma manual. A pesar de la coptación de algunos líderes, que
el gobierno provincial suele pagar para generar divisiones en la comunidad, y
mantener a la gente callada, una gran parte de la comunidad está dispuesta a
luchar por el bienestar de tod@s, implementando
medidas de ocupación de tierras que fueran usurpadas por el gobierno
provincial.
El corte en la ruta 81 es otra manera de
decir ya basta!. La comunidad wichí de Intendente Fraga apoyada por el cacique
Carlos Méndez desde hace dos meses decidió realizar cortes programados en la
ruta nacional con el fin de hacer visibles las necesidades básicas que el
estado debe proveer. Educación y salud, dos derechos postergados desde hace
mucho tiempo para los pueblos indígenas son las demandas principales que
pretenden hacer visibles en este lugar del oeste formoseño, muy cerca del
límite con Salta.
En oportunidad de estar presentes, pudimos
registrar el pensamiento de los funcionarios del gobierno provincial. Por un
lado, la diputada Arévalo del PJ, quien volvía de sus vacaciones con su familia
en la lujosa 4 X 4, y al ver que no podía transitar decidió bajar para hablar
con los indígenas. Frente al pedido de
la comunidad, la funcionaria se extrañaba que no hubieran llegado los útiles y
los juguetes que ella misma se había encargado de embolsar. Como también le parecían
extrañas las demandas de atención médica afirmando que el gobernador “quiere” a
los indígenas. Por otro lado, las palabras del marido de la diputada parecían
lanzas envenenadas al escucharse “cuándo estuvieron tan bien? Si no fue con
este gobierno? Antes estaban peor. Vamos de a poco, se necesita más tiempo”.
Por otro lado, casualmente estaba en la
fila de autos Walter Albornoz, presidente del Concejo Deliberante de Ingeniero
Juárez, quien se había acercado a los wichís con la amenaza de que “si seguían
cortando la ruta no iban a tener comedor ni nada”. Esta persona no quiso
ofrecernos una nota que mostrara su postura, lo único que repetía, era “yo los
conozco muy bien a todos ellos” y frente a nuestra insistencia de poder grabar
sus palabras, el abogado que lo acompañaba afirmó “ustedes los de Buenos Aires
por qué no se fijan en los problemas que tienen en las villas miseria de allá
que vienen acá a molestar”.
Así, mientras caía el sol en la ruta,
registramos numerosas conductas de discriminación, negación y odio tanto de
parte de las autoridades del gobierno como de la sociedad criolla que regresaba
de un placentero fin de semana largo. Acompañados permanentemente por miembros
de la Gendarmería
y por personal de seguridad con vestimenta civil, las ancianas, jóvenes y
adultos de la comunidad wichí resistían las amenazas y los insultos de una
sociedad ciega, insensible y cómplice del genocidio indígena actual.
Formosa militarizada
Nuestro recorrido desde el este al oeste de
Formosa no fue nada fácil; visitar amig@s de las
comunidades qom, conocer la realidad del pueblo wichí, registrar en imágenes y
palabras las medidas de lucha tienen sus consecuencias. Varios puestos de
gendarmería y policía en la ruta demoraron nuestro andar, a los que tuvimos que
mostrar documentos, lo que trasladábamos en el auto (ropa y comida) y contestar
preguntas como de dónde vienen, adónde van, qué hacen por acá, vienen seguido?,
etc. Sorteamos varios “accidentes” de día y de noche, bajo la mirada siempre
atenta de las fuerzas de seguridad de la provincia. Nos registramos en un par
de hoteles que antes de dejar nuestras cosas en las habitaciones (como es usual
en todas partes) necesitaban nuestros datos personales para darles a la
gendarmería.
Provincia militarizada? Región controlada
por el poder político? Territorio discriminador y temeroso de los que venimos
de otras provincias? Impresiones negativas de una tierra usurpada que sin
embargo no lograrán frenar a quienes estamos apoyando la lucha indígena por
justicia, libertad, democracia, trabajo, territorio, vivienda digna, salud y
educación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario