sábado, 6 de abril de 2013

WICHI, IDENTIDAD, LUCHA Y RESISTENCIA

Prìmera crònica : La comunidad wichí sigue resistiendo en el oeste de Formosa

Abril se inició con nuestra recorrida por algunas comunidades wichí del oeste de Formosa, en la zona de Ingeniero Juárez.
Entre el barrio Belgrano y el Obrero viven aproximadamente 5000 personas pertenecientes al pueblo wichí. Entre casas de material, pequeñas para albergar a tantas familias y viviendas hechas con troncos, chapas y plásticos, nos recibieron  mujeres, niñ@s y algunos hombres; la mayoría de estos últimos pasan la mayor parte del año en las cosechas del noroeste, trabajando en condiciones infrahumanas para llevar miserables ganancias a sus hogares.
Atravesando la comunidad y en pleno polvaredal, esperando que aunque sea las lluvias lleven un poco de alivio, vamos conociendo a un pueblo que tiene jóvenes, adultos y ancian@s enfermos; chagásicos, diabéticos, heridos por mordeduras o picaduras y sin asistencia médica. Un lugar donde los niños y las niñas no quieren asistir a la escuela porque los discriminan o simplemente no pueden hacerlo por las pocas energías que a veces les da un único plato de comida al día.
La falta de agua potable y el desplazamiento cada vez mayor que los confina a tierras menos productivas completan el panorama de este pueblo que sufre pero sigue resistiendo el genocidio sistemático del gobierno provincial y la indiferencia de las autoridades nacionales.

La lucha es dura, si se resiste, si se protesta, hay que sufrir las consecuencias. A expensas de no tener asistencia, de sufrir amenazas que se cumplen día a día, este pueblo está en pie, buscando soluciones autónomas como el trabajo de la huerta comunitaria o la elaboración de ladrillos de forma manual. A pesar de la coptación de algunos líderes, que el gobierno provincial suele pagar para generar divisiones en la comunidad, y mantener a la gente callada, una gran parte de la comunidad está dispuesta a luchar por el bienestar de tod@s, implementando medidas de ocupación de tierras que fueran usurpadas por el gobierno provincial.

El corte en la ruta 81 es otra manera de decir ya basta!. La comunidad wichí de Intendente Fraga apoyada por el cacique Carlos Méndez desde hace dos meses decidió realizar cortes programados en la ruta nacional con el fin de hacer visibles las necesidades básicas que el estado debe proveer. Educación y salud, dos derechos postergados desde hace mucho tiempo para los pueblos indígenas son las demandas principales que pretenden hacer visibles en este lugar del oeste formoseño, muy cerca del límite con Salta.

En oportunidad de estar presentes, pudimos registrar el pensamiento de los funcionarios del gobierno provincial. Por un lado, la diputada Arévalo del PJ, quien volvía de sus vacaciones con su familia en la lujosa 4 X 4, y al ver que no podía transitar decidió bajar para hablar con los indígenas.  Frente al pedido de la comunidad, la funcionaria se extrañaba que no hubieran llegado los útiles y los juguetes que ella misma se había encargado de embolsar. Como también le parecían extrañas las demandas de atención médica afirmando que el gobernador “quiere” a los indígenas. Por otro lado, las palabras del marido de la diputada parecían lanzas envenenadas al escucharse “cuándo estuvieron tan bien? Si no fue con este gobierno? Antes estaban peor. Vamos de a poco, se necesita más tiempo”.

Por otro lado, casualmente estaba en la fila de autos Walter Albornoz, presidente del Concejo Deliberante de Ingeniero Juárez, quien se había acercado a los wichís con la amenaza de que “si seguían cortando la ruta no iban a tener comedor ni nada”. Esta persona no quiso ofrecernos una nota que mostrara su postura, lo único que repetía, era “yo los conozco muy bien a todos ellos” y frente a nuestra insistencia de poder grabar sus palabras, el abogado que lo acompañaba afirmó “ustedes los de Buenos Aires por qué no se fijan en los problemas que tienen en las villas miseria de allá que vienen acá a molestar”.


Así, mientras caía el sol en la ruta, registramos numerosas conductas de discriminación, negación y odio tanto de parte de las autoridades del gobierno como de la sociedad criolla que regresaba de un placentero fin de semana largo. Acompañados permanentemente por miembros de la Gendarmería y por personal de seguridad con vestimenta civil, las ancianas, jóvenes y adultos de la comunidad wichí resistían las amenazas y los insultos de una sociedad ciega, insensible y cómplice del genocidio indígena actual.

Formosa militarizada

Nuestro recorrido desde el este al oeste de Formosa no fue nada fácil; visitar amig@s de las comunidades qom, conocer la realidad del pueblo wichí, registrar en imágenes y palabras las medidas de lucha tienen sus consecuencias. Varios puestos de gendarmería y policía en la ruta demoraron nuestro andar, a los que tuvimos que mostrar documentos, lo que trasladábamos en el auto (ropa y comida) y contestar preguntas como de dónde vienen, adónde van, qué hacen por acá, vienen seguido?, etc. Sorteamos varios “accidentes” de día y de noche, bajo la mirada siempre atenta de las fuerzas de seguridad de la provincia. Nos registramos en un par de hoteles que antes de dejar nuestras cosas en las habitaciones (como es usual en todas partes) necesitaban nuestros datos personales para darles a la gendarmería.

Provincia militarizada? Región controlada por el poder político? Territorio discriminador y temeroso de los que venimos de otras provincias? Impresiones negativas de una tierra usurpada que sin embargo no lograrán frenar a quienes estamos apoyando la lucha indígena por justicia, libertad, democracia, trabajo, territorio, vivienda digna, salud y educación.

 

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